En la ciudad de Nueva York, el olor a esta hierba se ha vuelto tan característico para residentes y turistas como los taxis amarillos o los rascacielos. A menudo Naiomy Guerrero ha visto a su hermano ser arrestado por la policía en el Bronx. Jeremy Rivera, otro neoyorquino, no quiere seguir entrando a prisión por tráfico de drogas. Hoy, ambos quieren abrir un comercio legal de cannabis, un mercado prometedor pero lleno de dificultades. Esta oportunidad “es un momento realmente fuerte para mi familia, en especial sabiendo de donde venimos y lo que pasamos por culpa de las políticas discriminatorias de la ciudad”, explicó Naiomy, de 31 años y estudiante de Historia del Arte, que ya tiene experiencia profesional en el campo cultural y cuyos padres provienen de República Dominicana. Es parte, junto con su familia, de los primeros 28 aspirantes que el 21 de noviembre recibieron una licencia del estado de Nueva York para abrir una tienda oficial de cannabis.