Ya hemos abordado reiteradas veces que uno de los principales desafíos de la industria es la
falta de datos e información que contribuyan a la toma de decisiones. Si a la falta de datos
empíricos le sumamos el oportunismo de ciertos actores que suelen ser más vendedores
que estrategas, el resultado es el fracaso de los emprendimientos sustentados con fondos
propios, y deudas descontroladas en un mercado limitado al capital de financistas, y
privado, en virtud de las normas de cumplimiento, del financiamiento tradicional. Mientras
en los mercados maduros enfrentan renegociaciones de deudas, sanciones de los
organismos de contralor, devolución de licencias y ventas de proyectos a precios muy bajos,
en mercados emergentes como el argentino, proliferan iniciativas públicas y privadas a un
ritmo vertiginoso con grandes puntos ciegos en sus planes de negocios. El fenómeno de la
nueva industria verde genera entusiasmo en demasía, y está muy bien que así sea, porque
es ese impulso uno de los grandes responsables que animan a los cuerpos legislativos de los
países a avanzar en la regulación del sector.
El Economista
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2023: ACTUALIZACIÓN DE LAS PROYECCIONES PARA EL MERCADO DEL CANNABIS.
